Apropiarse de la definición de "trabajo" (o decir que los demás no trabajan, para anular el peso de su palabra), inflar la importancia de uno mismo, sobreescribir los objetivos colectivos con los propios.
Monopolizar la comunicación, interna y externa (hablar mal de terceros, aislar gente en subgrupos, retener información, tirar mierda por detrás, propiciar rumores, inhibir la comunicación, etc.).
Adueñarse del puesto que ocupa, olvidando que debe ocuparlo sirviendo a la comunidad, descartar que hay otras personas más capaces, permanecer por más tiempo de la cuenta.
Hablar en nombre del grupo, sin su consentimiento o sin consenso.
Tener un discurso alrededor de situaciones futuras o ideales, o sobre principios, en vez de discutir principalmente acciones concretas e inmediatamente realizables, en pos de los objetivos comunes.